Se estrenó el pasado martes en Los Invasores y ayer domingo hizo lo
propio en el rastro de la Plaza Mayor. La empresa de seguridad Aracor
permaneció durante toda la mañana de ayer vigilando y controlando el
mercadillo semanal de antigüedades que hace cuatro años regresó a la
Plaza Mayor, después de su mala experiencia en la plaza del mercado de
Fátima.
Desde primeras horas de la mañana, un vigilante de
esta empresa, acompañado por el jefe de seguridad, visitó los 28 puestos
autorizados por el Ayuntamiento para darles a conocer la novedad de
este servicio contratado por el gobierno municipal y sus objetivos,
entre ellos, solicitar la licencia identificativa de todos y cada uno de
los vendedores, verificar los metros ocupados, las características de
los puestos y la exposición de los productos y vigilar de forma celosa
que se cuide la limpieza de la zona.
En su primera jornada de
vigilancia, la empresa de seguridad Aracor tuvo que informar a cinco
vendedores de que tenían que abandonar este mercadillo de ocasión al no
contar con la autorización pertinente. Todos ellos, según explicó a este
diario el jefe de seguridad de la empresa, Antonio Carrillo,
relacionados con la venta de chatarra. «También ha venido una furgoneta
de alimentación, pero cuando nos ha visto se ha marchado», relata
Carrillo, que al igual que ocurriera el pasado martes en Los Invasores,
subraya la ausencia de incidentes con los vendedores, «porque entienden
que las normas hay que cumplirlas».
Para Javier Martín,
vendedor de cromos, álbumes y juguetes en el rastro, la llegada de este
servicio de seguridad y control es todo un acierto porque «lo que no
puede ser es que yo pague mis impuestos y la gente venga a vender
chatarra sin la autorización del Ayuntamiento». Considera que la puesta
en marcha de este servicio eliminará la venta no autorizada que cada vez
se incrementaba más en este rastro y asegura que, tras esta iniciativa,
el mercado de ocasión de la Plaza Mayor funciona «muy bien».
Más éxito
Javier
Martín afirma que desde que se trasladaron de la plaza del mercado de
Fátima a la Plaza Mayor el rastro tiene más éxito entre los clientes,
porque está en una zona muy céntrica de la ciudad y porque en Fátima «no
nos fue nada bien».
Cromos, Playmobil, Maldeman, Nancys... No
hay mercado más heterogéneo que el rastro de Albacete, donde son
capaces de convivir numismática y filatelia con tebeos de El Capitán
Trueno o viejas cámaras de fotografía de muelle y tocadiscos con los
necesarios vinilos.
Uno de los vendedores más habituales del
rastro es Jesús 'El Joven', librero de toda la vida, que también aplaude
el nuevo servicio de control y seguridad de Aracor porque evitará «el
desmadre» que se venía venir en este mercadillo como consecuencia de la
proliferación de venta no autorizada. «Es bueno que esté controlado para
que tampoco se vendan aquí artículos robados, unos hechos que no han
sido muy frecuentes pero que se han oído mucho», dice 'El Joven',
también satisfecho de haber cambiado la plaza de Fátima por la Plaza
Mayor: «Aquello fue un fracaso absoluto; en la inauguración faltó el
Papa pero tres meses después ya no nos hicieron caso».
FUENTE: http://www.laverdad.es/albacete/v/20121001/albacete/asegurando-antiguedad-20121001.html
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