martes, 18 de octubre de 2011

Condenado a más de 10 años un vigilante de seguridad que cometió tres atracos

El atracador que usaba pistolas de guardias civiles pasará diez años y medio en prisión

El ladrón, que había trabajado como vigilante de seguridad, deberá abonar 36.000 euros en concepto de indemnizaciones

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Condenan a dos años de cárcel a uno de los agentes y a seis meses al segundo

Ambos podrán sustituir las penas por multas de 12.690 y 2.160 euros, respectivamente

El atracador que había trabajado como vigilante de seguridad y que utilizó un arma que le habían proporcionado dos guardias civiles -uno de ellos en situación de retiro y el segundo de baja médica cuando sucedieron los hechos- reconoció ayer ante el tribunal de la Audiencia Provincial de La Rioja que había entrado a punta de pistola en dos gasolineras y una oficina bancaria de Caja Rioja.

J. A. A. L. se sentó ayer en el banquillo de los acusados junto a los guardias J.A.G. y D. A.P., que también admitieron ser autores de un delito de encubrimiento y de tenencia ilícita de armas, al haber proporcionado al atracador la pistola y municiones que utilizó en sus asaltos.

Por todo ello, la presidenta del tribunal dejó listo para sentencia el caso. No obstante el fallo judicial, al haber acuerdo previo entre los letrados de la defensa de los tres acusados y el ministerio público, se redactará siguiendo las peticiones de pena acordadas entre las partes.

En su nuevo escrito de acusación, el fiscal ya no imputa a J.A.A.L. un delito de detención ilegal y otro de tráfico de armas y municiones. Restringe los cargos a tres delitos de robo, un delito de simulación de delitos y otro de tenencia ilícita de armas. Pide de diez años y medio de cárcel frente a los 25 iniciales.

Reclama igualmente que el atracador indemnice al propietario de la estación de servicio El Sequero con 855 euros por el dinero sustraído; a Caja Rioja con otros 31.925 euros, que también se corresponden con la cantidad robada y a los que habrá que sumar otros 1.500 como compensación por los daños morales causados a un empleado de la sucursal, y al propietario de la estación de servicio San Quintín con otros 519 euros. Se le impone igualmente una multa de 1.260 euros de multa por haber simulado el delito de robo, tras denunciar que le había sido sustraído su vehículo particular y se ordena el comiso del turismo que el acusado adquirió con parte del dinero robado.
Fianza de 12.000 euros

Por lo que respecta a J.A.G., guardia civil en situación de retiro, será condenado a dos años de prisión (seis por encubrimiento y un año y medio por tenencia ilícita de armas), que podrán ser sustituidos por un multa dividida en 1.440 cuotas a razón de nueve euros cada una, lo que hacen un total de 12.960 euros. Igualmente, habrá de tenerse en cuenta que este exguardia civil ingresó en prisión preventiva durante cinco meses por esta causa y fue puesto en libertad con fianza de 12.000 euros.
En cuanto al tercero de los acusado, D.A.P., guardia civil que es encontraba en situación de baja médica cuando se produjeron los atracos, el ministerio público pide para él seis meses de prisión por el delito de tenencia ilícita de armas.

En el texto definitivo, rebaja sustancialmente la pena para estos dos agentes, ya que no recoge el delito de tráfico de armas y municiones que sí aparecía en el escrito inicial.

Siguiendo el relato de los hechos que sustenta la acusación del fiscal, J. A. A. L., «guiado por un ánimo de obtener beneficio económico ilícito y empleando la pistola FT, con seis cartuchos en el cargador», que había sido modificada para disparar munición de proyectil único y que le había sido proporcionada por J.A.G., cometió tres atracos consecutivos.

El 10 de noviembre e 2008, sobre las 21.00 horas, entró en la estación se servicio El Sequero, en Agoncillo, y con la cara tapada por un pasamontañas mientras esgrimía la mencionada pistola, pidió al empleado el dinero de la caja. Se llevó 855 euros.

Un día después, pasados unos minutos de las ocho de la mañana, acudió con su Audi A6 a Galilea y se dirigió a la sucursal de Caja Rioja tiene. J. A. A. L. la conocía perfectamente y las medidas de seguridad de la misma, puesto que había trabajado en ella como vigilante de seguridad.

Se cubrió la cara y obligó al empleado a que abriera la caja fuerte. Mientras dejaba de ser efectivo el mecanismos de retardo, obligó al empleado a enseñarle su DNI y, cuando tuvo el documento en sus manos, le amenazó con «pegarle un tiro» puesto que ya conocía la dirección de su domicilio. El atracador después se llevó los 31.925 euros que había en la caja fuerte.
El tercer y último atraco lo cometió el 11 de enero de 2009 en la estación de servicio San Quintín de Logroño. De nuevo con la cara tapada y exhibiendo la pistola, conminó a los empleados a que le proporcionaran el dinero de la caja registradora. En esta ocasión se hizo con un botín de 519,52 euros.



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