lunes, 23 de julio de 2012

Los vigilantes del Metro de Barcelona sufren una veintena de agresiones al año


Los vigilantes de seguridad del Metro de Barcelona sufren una media de 20 agresiones al año,la mayoría consistentes en fracturas, contusiones, navajazos, arañazos e incluso mordiscos, según revelan datos de entre 2009 y 2011 a los que ha tenido acceso Europa Press. Según fuentes sindicales de Securitas, en 2011 se registraron 21 bajas laborales por agresión, tres menos que en el año anterior, cuando incrementaron en cinco los casos, pasando de 19 a 24 -a razón de dos al mes-,cifras que contrastan con las proporcionadas por fuentes de Prosegur que incrementan a seis el número de ataques mensuales.
Las mismas fuentes han explicado a Europa Press que se sienten "totalmente desprotegidos" porque funcionan con patrullas de sólo dos personas por turno en cada una de las ocho líneas, lo que consideran insuficiente para enfrentar situaciones de conflicto que se generan a diario en el transporte subterráneo. Además, desde hace unos tres años, con la llegada de la crisis económica, se ha introducido la figura del "agente único" que hace funciones tanto de vigilancia en los vagones como en los tornos para validar el tique, donde se producen la mayoría de los incidentes.
Fuentes de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) han indicado a Europa Press que disponen de un protocolo de seguridad que, no obstante, tiene "una operativa reservada", y tampoco han podido concretar el número de vigilantes que trabajan en el metro porque, según dicen, están contratados por horas. Para protegerse están dotados de los llamados Equipos de Protección Individual (EPI) formados por una gorra americana revestida de chapa, chalecos antipinchazos y guantes anticortes para evitar hacerse daño con navajas y jeringuillas, además de porra, esposas y chaleco de ropa reflectante, aunque desde hace una década no llevan pistola.
De 'trileros' a latin kings
Y es que la afluencia de gente diversa que se aglomera en el metro les lleva a enfrentarse a todo tipo de sujetos: desde carteristas, 'trileros' y vendedores ambulantes a bandas latinas, los más peligrosos porque suelen ir armados con navajas y cuchillos: "Cuando te enfrentas con la mayoría de latinos o carteristas ya sabes que la cosa va a acabar mal". "Para mí, trabajar en el metro no está pagado porque cada día es una lotería", ha lamentado un vigilante en declaraciones a Europa Press, quien ha reclamado más efectivos para trabajar con más seguridad y efectividad y ha criticado la lentitud en la respuesta de la policía.
Hace un año que los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana iniciaron un operativo conjunto en el metro barcelonés que ha permitido ahuyentar a 150 carteristas -casi la mitad que en 2011- y reducir de 28.000 a 22.7000 los hechos delictivos en un año. No obstante, los vigilantes critican que no colaboran de forma directa y organizada con los cuerpos policiales y que tampoco pueden comunicarse directamente con ellos cuando hay sucesos, puesto que deben pasar siempre por el Centro de Control.
Por todo ello puntualizan que el operativo de los vigilantes de metro sirve "más bien para dar imagen que para evitar atracos" y que a menudo, los agentes únicos reciben órdenes de alejarse si les sobreviene un conflicto. Las mismas fuentes han explicado que las zonas más conflictivas, donde se producen la mayor parte de estas agresiones, son las más concurridas como la L3 en Les Rambles -Liceu, Plaça Catalunya, Drassanes- y la L1 -Espanya, Glòries y Sant Andreu Arenal- por la proximidad de centros comerciales.

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